El whisky se encuentra en lo más alto del estrellato de los destilados. Su historia, diversidad, y riqueza son excepcionales, y además es un sector que no para de evolucionar y mejorar. Pero, ¿cuánto sabes a cerca del whisky?
No descubrimos nada nuevo, pero sí recordamos algunas de las cosas más importantes sobre el whisky y que son imprescindibles para entender a fondo sobre este agua bendita.
Un producto universal
Aunque tradicionalmente se ha elaborado whisky en Escocia, Irlanda, Canadá y Estados Unidos, de un tiempo a esta parte, son muchos los países que han empezado a elaborar whiskies de gran calidad, donde podríamos destacar, por ejemplo, Japón.
Cabe destacar que esto es posible gracias en parte al estado de legalización de la elaboración de whisky, a diferencia de lo que ocurre con otros productos, como el Tequila, el Mezcal o la Cachaça, que están protegidos con una denominación concreta. En el caso del whisky, la consigna es clara: cuanto más cantidad y diversidad, mejor para los consumidores y para el sector.
El agua
Un elemento clave en el proceso de elaboración de cualquier destilado es, sin duda, el agua. Debido a su importancia, gran parte de las destilerías de whisky de Escocia se asientan en valles por los que pasa un buen río.
El agua interviene en muchos procesos, desde la fermentación del cereal malteado, la refrigeración de los alambiques o para reducir el destilado final.
Un quinto elemento
Cebada, agua, turba, madera y algo más: el tiempo.
Puede sonar raro, pero es un ingrediente imprescindible. El tiempo es necesario para un correcto añejamiento del whisky en barricas, pero también es de vital necesidad para que los master distillers, master blenders y demás profesionales entrenen no sólo su olfato, si no todas su habilidades.
Estas habilidades, como la redondez de un buen whisky, son difíciles de adquirir, y sólo hay un camino para ello: la experiencia que te proporciona el tiempo, un elemento de un valor incalculable.
¿Qué es la malta?
Muchos podrían pensar que la malta es un cereal que puede cultivarse. Sin embargo, esto es erróneo, la malta no es ningún cereal, sino el producto obtenido de procesar un cereal. Es decir, podemos hablar de trigo, centeno o cebada malteada.
Mediante el proceso de malteado, se sumerge el cereal en agua para posteriormente secarlo con aire caliente, y haciendo brotar su germen. Al igual que ese experimento de Ciencias Naturales donde germinabas una semilla en algodón húmedo. Sí, estabas malteando.
En el whisky, la cebada es el cereal malteado por excelencia, sobre todo en Escocia. Las enzimas presentes en el interior de las semillas transforman su almidón en azúcares fermentables, y cuando brotan se secan en un horno alimentado con turba, deteniendo el malteado en el punto justo de azúcar.
La turba
La turba es un carbón de origen vegetal a medio hacer, o para ser más concretos, es una capa de vegetación descompuesta y en descomposición, que en otro tiempo fue el combustible más barato en las zonas pantanosas de Irlanda y Escocia. En la producción del whisky aporta un toque ahumado, ya que produce mucho humo, el cual impregna unos aromas muy característicos al destilado.
Cuando la turba era el combustible principal en estas zonas, todos los whiskies eran ahumados, pero con la llegada del carbón mineral, más eficiente y barato, se abandonó este sistema de secado de la cebada malteada en la mayoría de destilerías. Tan sólo las maltas de Islay, y alguna que otra excepción, se mantuvieron fieles a la tradición del uso de la turba.
EL DÍA QUE TUS CONSEJOS SEPAN A WHISKY…LOS TOMARÉ.
– ALGÚN SABIO.
Los aromas por excelencia
A día de hoy, hay disponibles miles de whiskies, cada uno con su propio aroma. Sin embargo, más allá de las pequeñas diferencias y cientos de ramificaciones, podemos distinguir cuatro grandes familias del tipo de aroma en el whisky. Los cuatro aromas predominantes son:
Ahumado
Yodado
Mazapán
Especiado
Como comentábamos en el tercer punto, el tiempo y la experiencia serán los mejores aliados de tu pituitaria a la hora de distinguir estos aromas. Algunos consejos para percibirlos mejor son: no introducir la nariz en el vaso, sino oler desde una distancia de un par de dedos por encima de la copa, y no remover ni airear la copa de whisky como harías con un vino, sino añadir unas gotas de agua para abrir el destilado.
Cómo beberlo
Es verdad, para gustos los colores. Hay gente que le gusta con un gaseoso o con un gran cóctel, como un Old Fashioned o un Manhattan, y otros que prefieren enfriarlo bien con hielos para disfrutarlo.
Sin embargo, la mejor manera para degustar y paladear un whisky es tomarlo solo y a temperatura ambiente. Es recomendable, como decíamos anteriormente, diluir con unas gotas de agua, con el objetivo de disfrutar mejor las notas del producto.
El hielo no es aconsejable, sobre todo si se desea disfrutar de la copa durante cierto tiempo, pues se aguará.
Aprovechando este último punto, desde Spirits International apoyamos la diversidad. Que cada uno disfrute su whisky preferido como quiera.
¿Cuál es la tuya?
Salud a todos!
Fuente: theshakerandthejigger.com