La destilería vitoriana de Basque Moonshiners, que ya se había abierto hueco elaborando el reputado vodka Basmoon, a partir de patata alavesa, da el salto al licor dorado, una noticia prometedora para los amantes del whisky.
Los licoreros de Fontecha no paran de trabajar y de sorprender al sector. Ahora están a punto de lanzar dos productos innovadores al mercado. En primavera llegará Pattar, un concepto singular a medio camino entre el whisky y el vodka, a base de patata; y para después del verano, el primer single malt whiskey elaborado en España.
“Estamos convencidos de ser los primeros en cumplir escrupulosamente con las normas de lo que debe ser un single malt. Es decir, usar exclusivamente cebada de una misma procedencia, destilar en una pequeño alambique de cobre y completar todo el proceso de añejado y embotellado en las mismas instalaciones. Sin transportes”, señalan.
Este proyecto nació en 2015 y ya está casi listo para comercializarse, tras cumplir el mínimo obligado de tres años de barrica previos al embotellado que necesita un whisky, si es escocés, o whiskey, para irlandeses y americanos, y el preferido por los productores alavenses.
El mundo de los licores está lleno de normas y detalles que diferencian el grano de la paja, lo selecto de lo vulgar, y lo que se puede hacer legalmente de lo que no. Así, este whisky tiene que estar elaborado con cebada malteada y pasar un mínimo de dos destilaciones antes de ir a la madera. La tradición irlandesa es triple destilación, y la escocesa doble. Cada maestrillo tiene su librillo.
Después, en las tinas pasará al menos tres años. A pesar de que existen grandes añejos escoceses de 10, 12 y hasta 30 años, sobretodo en las casas centenarias de las Highlands, lo cierto es que esta tradición pierde fuerza entre los nuevos fabricantes. La razón es que no pueden ofrecerlo, ya sea porque no se pueden permitir el lujo de almacenar sus productos durante tantos años sin beneficio, o simplemente porque estas marcas ni siquiera llevan tal tiempo en activo.
El vitoriano no es el primer whisky de malta de calidad que se fabrica en España. No podemos olvidar a DYC, por ejemplo, que desde hace años produce un pure malt. La diferencia entre el ‘pure’ y el ‘single’ reside en que en el segundo caso toda la producción tiene que realizarse en las mismas instalaciones, tal y como marca la ortodoxia británica, y en el primer caso se mezclan whiskies de malta de distintas procedencias.
La destilería segoviana lanzó en 2009, coincidiendo con su 50 aniversario, una edición limitada de un single malt de 10 años, que un año después pasó a comercializarse junto al resto de sus productos. Sin embargo, ese single malt de DYC se destila en Palazuelos de Eresma y se embotella en la localidad de Valverde de Majano.
En el caso de los Basque Moonshiners, la malta llega desde Navarra, desde las instalaciones de San Adrián, que es donde se maltea toda la cebada que se cosecha en Álava. “De todos modos, no usamos exclusivamente cebada certificada alavesa”, aclara José Luis Navarro, gerente de la destilería vitoriana. “Necesitamos que tenga algo más de proteína para alcanzar el punto de alcohol deseado tras la fermentación”.
La cocina de un licor es sencilla. La malta molida se cuece a baja temperatura para extraerle los azúcares, y se pone a fermentar para conseguir el mosto que se usará en la destilación. En el caso del whisky, tras dos procesos completos, se logra un líquido transparente de unos 87 grados de alcohol.
Tras esto, se deja enfriar, se rebaja con agua purificada (carente de minerales) y se lleva a las barricas. Éstas pueden ser de bourbon, de Pedro Ximenez, de Rioja… “Vamos a hacer algunas experiencias con barricas de Txakoli”, adelanta Navarro. El tiempo hace el resto. La madera le da cuerpo y color. Los aromas ya están ahí, es el secreto de una buena destilación, y la crianza completa la magia.
Desde Spirits International, estamos deseando catar y disfrutar de estos nuevos productos, en los cuales tenemos grandes expectativas.
Salud a todos.
Fuente: elcorreo.com